. En el litoral sur del país, existen dos tramos de la carretera Sánchez, donde el fantasma de la muerte asecha tanto en horas del día como de la noche no solo a los conductores de vehículos, sino también a los pasajeros que han sido testigos de aparatosos accidentes automovilísticos en los cuales cientos de ciudadanos y ciudadanas han perdido la vida. Uno de ellos, la autopista 6 de Noviembre, construida durante el último periodo de gobierno del doctor Joaquín Balaguer a un costo de más de 900 millones de pesos, es donde más reina el caos en el tránsito vehicular y donde se reportan más casos de muertes y heridos por accidentes de tránsito en dicha vía En principio, se pensó que con la prohibición de la circulación de los vehículos pesados por dicha vía, mediante el decreto 129-95, el congestionamiento vehicular por la carretera Sánchez iba a experimentar una sustancial mejoría, pues no ha sido así, ya que esos vehículos pesados transitan a su libre albedrio cuyos conductores se creen “reyes y señores” de la pista. El último de los aparatosos accidentes de tránsito en esta vía ocurrió el pasado martes 17, cuando dos personas perdieron la vida y mas de 20 resultaron heridas con politraumatismos en sus cuerpos cuando un vehículo pesado de una empresa de agregados de la construcción embistió por la parte trasera a un minibús de pasajeros de Bani, próximo al peaje de esa autopista, cayendo sendos vehículos a un precipicio de dicha vía. Algo parecido está sucediendo con la recién inaugurada carretera Bani-San Cristóbal, donde los más de cinco mil millones de pesos invertidos en su construcción no han sido suficientes para descongestionar dicha vía y evitar muertes y heridos por accidentes de transistor, que se traducen en luto, viudas y viudos, huérfanos y huérfanas, mutilados y otras secuelas, que quedan como manchas indelebles en la conciencia de los ciudadanos. Al tramo carretero Bani-San Cristóbal, todavía las autoridades del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOC) no ha cumplido con su promesa de construir puentes peatonales para enlazar a varias comunidades ubicadas a los extremos de esa vía de tránsito vehicular, situación que ha provocado decenas de muertes y heridas a personas que desafían la furia de los vehículos que se desplazan por su pista. Desde las comunidades de Escondido, Paya, Catalina, Cruce de Pizarrete, Santana, Caei, Yaguate, Doña Ana y otras por donde atraviesa dicha vía son frecuentes las muertes de personas, por la falta de esos puentes peatonales. Pánico, terror, incertidumbre, miedo, dolor, tristeza, pena, ansiedad, angustia, desesperación, inseguridad, violencia verbal, psicológica y emocional, son entre otras, algunas de las situaciones emocionales que viven las personas que como pasajeros, conductores o peatones tienen que soportar al momento mismo en que transitan por esas vías. Destacadas y anónimas figuras han perdido la vida en los últimos años en esas rutas como consecuencia de accidentes de tránsito, debido entre otras causas a la gran cantidad de vehículos que circulan de manera desordenada, a los manejos desesperados y temerarios de muchos conductores, los rebases imprudentes, el no uso del cinturón de seguridad, la falta de señalización y rotulación adecuada de las vías, la circulación de animales y otras causas. Como muestra evidente del caos y el desorden que se puede observar en ambas vías, lo constituye la destrucción de las barandillas de metal instaladas en sus extremos por conductores desaprensivos, situación que pone en evidencia el irrespeto por sus semejantes. Por igual sentido hay que destacar la falta de iluminación de las citadas vías, situación esta que agrava más el conducir en horas de la noche por esas carreteras, donde cualquier eventualidad puede poner en peligro la vida de las personas. A todo esto se agrega que el patrullaje de los agentes de Ordenamiento de Carreteras de la Policía Nacional y de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) resultan ser insuficientes e ineficaces, pues no siempre están atentos y vigilantes sobre los conductores de vehículos, amén de no contar con la preparación y equipos técnicos y logísticos para realizar su trabajo. Los accidentes de tránsito se han convertido en la segunda causa de muertes en la República Dominicana, ocupando también el segundo lugar en América Latina con la tasa de muertes por esa causa, superados apenas por El Salvador que tiene un promedio de 31.1 por 100,000 mil habitantes, en tanto que nosotros tenemos una tasa de 30.4 por cien mil habitantes. Las provincias de Peravia y San Cristóbal ocupan uno de los primeros diez lugares del país, donde cada año se reportan el mayor número de muertes por accidentes de tránsito vehicular, dejando en los últimos 12 años pérdidas millonarias superior a mas de 20 mil millones de pesos, y dolor, luto y lagrimas a los familiares de las víctimas. Dirigentes de gremios de choferes, de propietarios de empresas del transporte de pasajeros, estudiantiles, de juntas de vecinos, de profesionales, campesinos, de productores agropecuarios y de la sociedad civil de las provincias de Peravia y San Cristóbal, demandan de las autoridades de Obras Públicas y Comunicaciones así como de la Policía Nacional, de la Amet y del gobierno, prestar la mayor asistencia a las anomalías de esos tramos carreteros para evitar que esas vías por donde transitan miles de vehículos sigan llamándose: carreteras de la muerte.
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