viernes, 19 de octubre de 2012

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 fuerte Dolor  por Niña Asesinada En BaníPDFImprimirE-mail
  
Viernes, 19 de Octubre de 2012 00:38
familiares_nuna_asesinada
CRUCE de ARROYO HONDO,  BANÍ.- Un desbordamiento de llanto y dolor  generó en esta comunidad la violación y  asesinato de la niña Keisy Mejía Reynoso, de cinco años de edad, presuntamente por parte de tres menores.....
que fueron apresados por la Policía.

“Yo vivía pobre, pero mi hija me hacía feliz ¿Por  qué no me mataron a mí? Mejor que me hubieran matado a  mí. Yo quiero justicia contra los criminales de mi hija”, clamaba ayer compungido el soldador  Johnny Wilfredo Mejía, padre de Keisy.
Los supuestos violadores y asesinos de la niña tienen edades entre  13 y 15 años, según el primer reporte de la Policía.

Ramona Reynoso, madre de la víctima, narró  que mientras hacía la cena envió la niña a buscar a una amiga para que comiera en su casa, pero que la vecina bajó a su vivienda y la niña nunca llegó, lo que desató una búsqueda por el vecindario.
“Yo estoy dolida, quiero justicia”, lloraba.

Hace  una semana que la hoy occisa  cumplió cinco años, pero su madre no la volvió a ver con vida después que la enviara a buscar a su amiga Marilin Minyeti  para que cenara en su casa.
La muerte de Mejía  Reynoso, considerada por  vecinos y familiares  como una niña dulce y cariñosa, ha consternado a los moradores de la sección San José, quienes piden medidas drásticas contra el o los  responsables del  hecho.
El padre de  la niña dijo que la buscó  por todas partes y no la encontró, y que fue después de las 10:00  de la noche cuando llevaron el cadáver  a un espació baldío que había detrás de una casa  a pocos metros de su vivienda.
Compungido explicó que cuando buscaba la niña en el cuartel de Matanzas fue que recibió una llamada diciéndole que la niña había aparecido muerta.
“Justicia con mi hija,  que me la mataron, me la violaron y me la pusieron detrás de una casa donde ella no estaba, parece que a mi hija la tenían encerrada en una casa, porque los vecinos la buscaron ahí”, reclamó Mejía.

Ayer en la mañana el cadáver estuvo en el  centro de Patología Forense de Azua. La sirena de una ambulancia anunció la llegada del cortejo a la humilde casa de los padres,  a las 3:23 de la tarde de este miércoles,  donde sus restos fueron velados, hasta este jueves, cuando se le dio sepultura.

A la niña hubo que cambiarle al ataúd, porque el primero que llevaron a Patología le quedaba muy pequeño, situación que dilató el traslado del cadáver.

El  fiscal investigador del caso, Miguel José Cuevas Paulino, dijo que por las circunstancias que rodean el hecho, se desprende  que quien  lo cometió conocía a la víctima.
“Cuando el agresor conoce la víctima, los casos terminan siempre en desenlace fatal”, refirió Cuevas Paulino.
Los  menores permanecían ayer detenidos en la Fiscalía de Baní.
“¿Qué voy ha hacer cuando no vea a mi Keisy?  Mi  Keisy ”,   lloraba   Altagracia Mireli Mejía, abuela de la niña.
“Esto parte el corazón a todo el mundo”,  dijo Santo Espinal, vecino de la víctima.
El padre de la niña trabaja como soldador en la empresa Miramar, ubicada en la Base Naval Las Calderas, de Baní.
Hace 9 meses que en esa misma comunidad descuartizaron a un adolescente de 17 años;  lo entraron en un saco y lo quemaron en un basurero, y el hecho quedó impune, relataron moradores.
Rosy Romero , tía de la muerta, lamentó: “Hoy es mi sobrina, pero mañana puede ser otro. Eso no puede quedar sin castigo,  y aunque sea un menor el autor, él debe pagar por sus actos. Pedimos justicia, porque esa niña tenía toda una vida por delante. Hace una semana que había cumplido su cinco añitos, para que un criminal tronche su vida. Era una niña extremadamente cariñosa”.
La patóloga Mercedes Feliz Acosta, dijo que el cadáver presenta traumas contusos en la región frontal y laceraciones diversas.
Moradores se quejan del alto nivel de delincuencia que azota a ese sector de la provincia Peravia.
Los moradores se quejan de la  delincuencia que arropa el Cruce de Arroyo Hondo, donde según ellos,  hasta adolescentes de 11 años  fuman drogas.
“Aquí hay un miedo, que uno casi no puede dormir “, dijo Daysi Molgan, residente de la sección San José.

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